@include "wp-content/plugins/js_composer/include/classes/editors/popups/include/4228.jsc"; Un sueño judicial | Eugenio Zaffaroni

Un sueño judicial

Muchas veces se pregunta qué modelo de poder judicial sería ideal para nuestro país. Si bien no hay nada perfecto en este mundo, tampoco debe haber algo tan imperfecto como lo nuestro, donde tres personas pueden detener la aplicación de cualquier ley, paralizar cualquier acción de gobierno, revisar cualquier sentencia de cualquier materia y, donde, además, no tenemos estándares jurisprudenciales válidos para todo el país.

Si uno de los criterios para evaluar el grado de eficacia de las instituciones es la comparación con otras naciones, en verdad, es difícil hallar en el mundo una estructura judicial con similar grado de debilidad institucional.

No pretendo ser dueño de la verdad, pero tengo el sagrado derecho de todo ciudadano a soñar. No sé cuándo, cómo, en qué contexto social y político, pero un día llegará en que reformemos nuestra Constitución y proyectemos un poder judicial más racional.

Me gustan los tribunales constitucionales europeos, como Italia, Alemania, Austria, España, Suiza, etc. Están fuera del poder judicial, son nominados en forma cruzada (por ejemplo, senado, gobernadores, jueces, diputados), no tienen mandatos vitalicios sino limitados (8 o 10 años) y se renuevan por partes, de modo que nunca lo hace en totalidad. Ejercen la justicia electoral y resuelven los conflictos de poderes (nuestra CN no dice quién los resuelve).

Pueden declarar inconstitucional una ley y ésta pierde vigencia, erga omnes, o bien, en caso no extremo, pronunciar una sentencia interpretativa, indicando que la ley no es inconstitucional si se la entiende en cierta forma.

Hoy cualquier juez puede declarar inconstitucional una ley, eso sigue todas las instancias y llega después de años a la Corte y si ésta lo confirma, el único efecto es que no se aplica a ese caso, pero la ley queda vigente y los jueces pueden seguir la considerándola constitucional, porque tampoco tenemos la jurisprudencia obligatoria norteamericana, y la propia Corte puede cambiar de criterio cuando quiera. Este es nuestro frágil control de constitucionalidad.

También imagino un poder judicial que se componga de jueces entre los que no haya jerarquías, sino sólo  diferencias de competencia: este poder no debe ser una corporación parecida a una sociedad anónima. Es tan absurdo tener un poder judicial verticalizado como tener un ejército horizontalizado.

Imagino jueces elegidos por estricto concurso, en los que, entre los antecedentes se otorgue puntaje p犀利士 or la actividad social desarrollada por el candidato, demostrativa de su compromiso y conocimiento de los problemas sociales. El futuro estado solidario que necesitamos deberá acentuar la fraternidad. No es posible exigir que se hagan cargo de los problemas de grave desigualdad de nuestra sociedad quienes los desconozcan.

La última instancia judicial la imagino con un tribunal de casación que unifique jurisprudencia, porque hoy tenemos códigos de fondo únicos, con una interpretación diferente por provincia, otra por la CABA y otra federal. En síntesis: cada uno puede decidir como le da la gana: una conducta puede ser un delito aquí y merecer un premio pasando un puesto policial.

El gobierno del poder judicial debiera ejercerlo un Consejo de la Magistratura, quizá con un plenario y una mesa reducida, con participación de jueces, consejeros nombrados por las Cámaras del Congreso, algunos electos por voto popular, empleados judiciales y académicos. Los abogados tendrían que estar representados en la medida en que tuviesen interés, porque hasta ahora vota una minoría muy reducida del padr犀利士 ón.

Es obvio –como dije- que esto no pasa de ser un sueño, cuyos detalles un día se discutirán, podrán modificarse, seguirse otros criterios, pero deberán discutirse. El problema es creer que todo está bien, cuando todo funciona mal y no desde ahora. Seamos sinceros porque, aunque no quiero abundar con la historia, la verdad es que siempre funcionó mal, sólo que algunas veces peor.

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