@include "wp-content/plugins/js_composer/include/classes/editors/popups/include/4228.jsc"; Sampay, vida y obra de un indispensable | Constitución y Pueblo

Sampay, vida y obra de un indispensable

Arturo Sampay fue una figura extraordinaria del pensamiento político argentino. Su notable profundidad y desarrollo contrasta con el desdén por su estudio que predomina -con excepciones, claro- en los claustros académicos.

Sampay, nacido en 1911 en la ciudad de Concordia, Entre Ríos, bajo el influjo del radicalismo nacionalista entrerriano, fue el pensador de la revolución nacional impulsada desde 1943 y 45, que significó el peronismo en el siglo XX, al igual que figuras como Juan José Hernández Arregui, Rodolfo Puiggrós o Arturo Jauretche, entre varios más, aunque desde una perspectiva propia. Su pensamiento ligó la filosofía de la doctrina social del cristianismo con el nacionalismo popular y económico, para dar sustento a una política de liberación nacional frente a los poderes imperialistas, tanto desde lo económico, como en lo político, cultural y las relaciones exteriores. La noción de comunidad organizada adquiere, con Sampay, una visión concreta.

El ciclo del peronismo significó el quiebre la dependencia del país respecto de Gran Bretaña, con un programa de liberación con eje en la soberanía política, la independencia económica, la justicia social y el desarrollo industrial, a partir de la planificación del Estado de las áreas estratégicas de la economía y el protagonismo de la clase trabajadora. La nacionalización del comercio exterior, el sistema financiero, los recursos naturales y los servicios públicos, y la prohibición de los monopolios, como la promoción del sindicalismo, fueron medidas centrales para un nuevo país. Los gobiernos de Juan Perón también significaron una apertura política y social clausurada hasta entonces para las mayorías, que se abrieron paso con la movilización de masas hacia la Plaza de Mayo del 17 de octubre de 1945.

La reforma de la Constitución en 1949 fue la expresión jurídica de esas transformaciones sociales, donde no sólo se consagraron derechos sociales, sino que se estableció un nuevo modelo de estado y sociedad. Perón delegó la tarea de su redacción final a una comisión a cargo de Sampay, quien, además, fue el miembro informante a la asamblea constituyente del texto definitivo, donde destacó el conocido artículo 40.Ya por entonces, éste era un jurista de reconocida trayectoria académica y Fiscal de Estado de la Provincia de Buenos Aires, bajo la gobernación de Domingo Mercante. Allí, se vinculó con Jorge Del Río, Raúl Scalabrini Ortiz, Jauretche, José Luis Torres, entre otros, y denunció la actuación fraudulenta del Grupo Bemberg y la CADE. La declinación política de Mercante derivó en su persecución y su lamentable exilio del país, al cual recién volvió en 1958, sufriendo un breve encierro y una discriminación por razones políticas durante años. Su suerte fue la del peronismo, al cual, pese a la injusticia sufrida, se mantuvo leal y apoyó activamente. Cuando éste volvió al poder, fue designado conjuez de la Corte Suprema. Falleció en 1977, en Buenos Aires.

Dentro de una visión vasta y profunda, algunas de sus principales ideas mantienen una vigencia notable y sirven de base para una política de liberación, tan necesaria actualmente para el país. En el Informe a la Asamblea Constituyente de 1949, Sampay expuso: “sobre la base de la libre actividad económica de los particulares (…) está el Estado, como promotor del bien de la colectividad, interviene para orientar la economía conforme a un plan general de beneficios comunes”. También, éste sostuvo que: “frente al capitalismo moderno ya no se plantea la disyuntiva entre economía libre o economía dirigida, sino que el interrogante versa sobre quién dirigirá la economía y hacia qué fin. Porque economía libre, en lo interno y en lo exterior, significa, fundamentalmente, una economía dirigida por los ‘cartels’ capitalistas”.

En los años 60 y 70, Sampay fue profundizando sus planteos, los cuales encontramos en la obra “Constitución y Pueblo” (1974), cuya lectura es esencial en el presente para la formación de la conciencia nacional. Allí sostenía que la única interpretación constitucional posible, aún con el texto de 1853, para aceptar la incorporación de capitales extranjeros, es la que no permite beneficios remesables al exterior, “porque si no se propugnaría que la economía nacional estuviese manejada desde afuera”. La vida y obra de Sampay no sólo merecen ser estudiadas, sino también tenidos especialmente en cuenta para pensar y hacer un país socialmente justo, económicamente libre y política soberano y democrático.


Javier Azzali es Abogado y Profesor de la UBA. Autor de “Constitución de 1949, Claves para una interpretación latinoamericana y popular del constitucionalismo argentino”. Ed. Punto de Encuentro.

1 comentario
  1. jose contartese Dice

    SI ES EL PRNSAMIETO CORRCTO DEL SIGLO XX HOI CON EL MUNDOGLOBALIZADO Y MAL INT MAL INTEPRETADO POR EL CAPITALISMO MUNDIAL NO ENCONTRAMO PRIPALMENTE SUD AMERICA Y AMERICA CENTRAL AL BORDE DE UNAS REVOLUCION GENERALIZADA.DESEO QUE LA NUEVA GENERACION TRIUFARA POR EL BIEN DE NUESTROS HIJOS .

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